
Un lip sync a Paulina Rubio, una escena de Cuna de Lobos o el icónico momento de la mayonesa con Pedrito Sola. Cualquiera de esos clips podría haber sido el primer gran viral de Rojstar, creador de contenido mexicano que pasó de grabarse por diversión a convertirse en una figura digital con miles de seguidores, participaciones en cine, doblaje, televisión y uno de los jueces más recordados de Drag Race México.
Todo empezó en 2020, días antes de que se declarara oficialmente la pandemia. “Había descargado TikTok dos o tres días antes de que me corrieran de mi último trabajo de oficina”, recuerda. “Para ese fin de semana ya estaba haciendo lipsyncs por entretenimiento propio. Siempre me ha encantado personificar, jugar a estar dentro de una escena”.
Esa mezcla entre talento, chispa e intuición pronto lo haría destacar. En su contenido había algo más que humor: una sensibilidad única para reinterpretar momentos virales, darles un nuevo contexto y conectar con quienes, como él, crecieron entre novelas, entrevistas icónicas y cultura pop mexicana. De ahí, el crecimiento fue natural… y el personaje también.
Un nombre con historia (y mucho rojo)
Su apodo artístico nació de un juego de palabras. “Rojstar viene de una época en la que usábamos MSN Messenger y podías poner lo que estabas escuchando. Una vez apareció la canción Pequeño Gran Rockstar de Jumbo, y yo escribí Pequeño Gran Rojstar. Fue una combinación entre ‘Rojo’ —como me dicen mis amigos— y ‘Rockstar’, que se quedó como mi alter ego en redes”.
Antes de consolidarse con ese nombre, también usó otros creativos como “Rojonjolí de todos los moles”, “Panteón Rojojó” o “Redilicious”. Pero fue Rojstar el que capturó esa esencia entre el humor y la nostalgia, y con el que su comunidad ha crecido y se ha mantenido leal desde el inicio.


El arte de reinterpretar
“Los primeros clips que hice eran cosas que me daban risa. Empecé en Dubsmash con audios como el de Phill Barrera de Lolita Ayala, MTV no vale nada de Paulina Rubio, escenas de Rubí y de Cuna de Lobos… Me gustaba mucho esa villanía, poder jugar a ser alguien más”.
Aunque muchos de sus videos parecen effortless, en realidad hay todo un método detrás: desde estudiar el audio hasta construir visualmente a cada personaje. “Antes me tardaba más de dos horas por clip, aprendía la escena completa y la repetía hasta que quedara como quería. Ahora tengo mis trucos, optimizo tiempos y puedo grabar hasta siete videos en una tarde”.
El corazón de cada interpretación sigue siendo el mismo: reír, conectar y hacer que la gente sienta que está viendo algo familiar pero con un twist único. “Lo que elijo interpretar tiene que tener algo que me haga reír, algo que me diga que puedo sacarlo de contexto. Y si hay algo de mí en ese personaje, mejor. Eso lo hace más real”.
Una comunidad fiel y sin hate
A diferencia de muchas figuras en redes, Rojstar presume —con gratitud y orgullo— de tener una comunidad noble y muy activa. “Ha crecido muchísimo, pero lo que más me gusta es que todos interactúan y me mandan buena vibra. No tengo hate, o casi nada. Uno entre miles que quiere insultar, pero el resto está para reír conmigo. Son lo máximo”.
Ese cariño no solo se ve en redes, también se siente en la calle. “Cuando la gente me reconoce y me dice que mis videos les alegran el día, ahí es cuando entiendes que esto es más que entretenimiento. Es conexión”.
Del celular a la pantalla grande (y más allá)
En los últimos años, su carrera ha dado varios saltos importantes: del teléfono a las cámaras de cine, y de los personajes virales a convertirse en uno de ellos. Participó recientemente en la película ¡Qué huevos, Sofía!, un proyecto del que habla con mucho amor. “Muchos dirán que fue una pequeña participación, pero para mí fue enorme. Hace unos años no hacía ni eso. Me llamó directamente el director y me invitó. Fue increíble”.
También ha hecho doblaje para tres películas —en una incluso interpretó al villano— y se ha adentrado cada vez más en el mundo del cine y la televisión. “Ya no era solo hacer de Rubí o Catalina Creel. Era crear desde cero. Meterle de mi cosecha. Me encanta actuar, me fascina todo lo que implique contar historias”.
Uno de sus momentos más celebrados fue su aparición como juez invitado en la primera temporada de Drag Race México. “Desde la primera llamada fue una emoción total. Me invitaron como segundo juez entre Christian Chávez y Danna Paola. Fue una locura. El día del rodaje fue de lo más divertido de mi vida. Me dijeron ‘diviértete’ y eso hice. Aunque en edición cortaron mis carcajadas, fue felicidrag pura”.
Lo que viene: más proyectos, más risas, más rojo
Hoy, Rojstar está preparando su propio programa digital y colaborando con colegas en nuevas producciones. Pero su energía creativa sigue tan viva como en su primer lip sync. “Estoy produciendo mis propios proyectos, tengo muchas ideas en desarrollo y estoy feliz de estar rodeado de gente que también ama hacer esto”.
Ya sea en la pantalla chica, grande o en el scroll infinito de TikTok, Rojstar sigue haciendo lo que mejor sabe: interpretar, divertir y conectar. Con el humor como bandera y el color rojo como identidad, su historia apenas comienza.
