
Con una trayectoria que comenzó cuando apenas tenía 9 años, Alicia Jaziz ha recorrido un camino lleno de emociones, aprendizajes y valentía. Desde su primera experiencia en un set junto a Forest Whitaker, supo que la actuación sería parte de su propósito. Hoy, con más de dos décadas de carrera, la actriz sigue conquistando pantallas y corazones, demostrando que autenticidad y talento pueden ir de la mano.
El arte como sanación
Para Alicia, actuar es mucho más que interpretar un personaje: es un proceso de transformación. “Me entrego por completo al presente. No intento entender desde la mente, sino desde algo energético. A veces se abren heridas viejas, otras me conecto con memorias que no sabía que tenía. Y en ese proceso, también me sano”, comparte.
Sus personajes han sido reflejos y espejos. Algunos le han recordado su fuerza, otros la han confrontado con partes que prefería ocultar. Y justo ahí, entre la vulnerabilidad y la valentía, ha encontrado el poder de su oficio.
Una mexicana en el mundo
Recientemente estrenó Ladrones, serie que la llevó a grabar en República Dominicana, Madrid y Málaga. Experiencias que, además de enriquecerla como actriz, la llenaron de nuevas culturas y amistades. “El regalo más grande que me dejó esta serie fue el equipo de actores tan maravilloso que me llevo en el corazón”, recuerda.
Su personaje, lleno de alegría, bondad y amor —además de una buena dosis de dinero— le permitió explorar un lado distinto de sí misma, en escenarios tan diversos como paradisíacos.
Soñar con heroínas
Cuando habla de los papeles que sueña interpretar, Alicia no duda: una heroína de acción o una mujer revolucionaria real como Petra Herrera, la soldadera que peleó en la Revolución Mexicana disfrazada de hombre. Historias de mujeres poderosas que merecen ser contadas y visibilizadas.
Romper barreras desde la autenticidad
En sintonía con el espíritu de Cherry, Alicia también ha tenido que soltar miedos y creencias limitantes para seguir creciendo. “Tuve que soltar la idea de que tenía que ser perfecta para ser suficiente. Ahora confío más en mi presencia, en mi verdad, y en que lo más potente que puedo ofrecer es ser yo misma, sin máscaras”.


Cuidar su sensibilidad, proteger su energía y aprender a poner límites sin culpa han sido parte de su revolución personal. Una batalla silenciosa que, como ella misma dice, implica sostenerse en la autenticidad aun cuando la industria presiona para encajar en moldes ajenos.
La voz de una generación
Alicia Jaziz representa a una nueva generación de mujeres en la industria del cine y la televisión: libres, conscientes y firmes en sus convicciones. Su mayor aprendizaje, asegura, ha sido simple pero poderoso: “Aprender a decir más seguido: esto no me hace sentir bien, y elijo otra cosa. Porque elegirme ha sido parte de mi camino”.