SANTIAGO: EL FUNDADOR SIN ETIQUETA

CHERRY PERSONALITY

Antes de tener una agencia internacional con presencia en Europa, Santiago ya era muchas cosas: el alumno brillante, el trainee incansable, el ejecutivo incómodo —ese que desafiaba las reglas, pero entregaba más de lo esperado. Desde niño supo que el tiempo era su recurso más valioso, y desde entonces no ha dejado de correr con hambre. No por ego. Por propósito.

Pero detrás del director que rompe códigos en la industria de las relaciones públicas, también habita un adolescente que solo quería respirar, que se escondía en los logros para no escuchar el ruido, que temía no durar tanto en su propio “cien por ciento”. Hoy, ese adolescente sigue presente, pero abrazado. Santiago aprendió que no todo tiene que resolverse de inmediato, que también lo ordinario tiene belleza.

Cuando nadie lo ve, Santiago se pierde en historias: películas, series, música, imágenes que activan algo más profundo que la rutina. “Me alimentan más de lo que me doy crédito”, confiesa. Y ahí, entre lo visual y lo emocional, se encienden las ideas que luego transforman campañas, discursos, marcas.

En los días duros, su refugio ha sido el arte en todas sus formas: la moda como armadura, la música como espejo, el silencio como tregua, y sus amigos como ancla. Aprendió a dejarse sostener. Aprendió también que no todo se dice con palabras.

A lo largo del camino ha sido Sani, Tiego, Santi, San… versiones que reflejan no solo geografías, sino percepciones. “Al principio me desconectaba, pero luego entendí que todas esas versiones también eran yo”, cuenta. De ahí nació NAMELESS, su agencia: una declaración de identidad sin etiquetas, sin necesidad de traducción.

Este año, NAMELESS cruza fronteras. Europa ya está en el mapa. “Allá todo se filtra con lupa”, dice. Lo emocional, lo ruidoso, lo caótico de Latinoamérica se encontró con la sobriedad del viejo continente. ¿El resultado? Un impacto más lento, sí, pero también más profundo. “Hemos roto patrones. Y eso vale más que cualquier contrato”.

En una industria históricamente dominada por moldes tradicionales, Santiago ha sido disruptivo desde su estética hasta su liderazgo. Ser abiertamente gay y fundar una empresa con enfoque inclusivo no fue fácil. “Durante años me dijeron cómo debía verme para que me tomaran en serio. Hoy, mi estética es mi libertad”. Y su libertad ha abierto camino para muchxs más.

La diversidad en NAMELESS no es discurso. Es práctica. Es ADN. Equipos que piensan distinto, que sienten distinto, que viven distinto… y por eso, crean distinto. No se trata de llenar cuotas. Se trata de que cada persona pueda ser, sin pedir permiso.

Santiago no solo dirige una agencia. Está dirigiendo un nuevo paradigma. Sin etiquetas, sin disfraces. Con el poder de las historias. Con la certeza de que lo auténtico también es profesional. Y con la claridad de que el nombre, al final, es lo de menos.

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